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HISTORIA

Un legado de sabor
y tradición familiar

Hace más de 40 años, en el caserío Pokopandegi, nació una idea simple pero poderosa: elaborar un yogur auténtico, fresco y hecho con ingredientes de la mejor calidad, directamente desde nuestras tierras vascas. Así comenzó la historia de GOENAGA, una empresa familiar que, generación tras generación, ha puesto en cada yogur el cariño y la dedicación de una familia que vive para honrar la tradición y el sabor verdadero.

En Goenaga, seguimos un proceso artesanal en el que cada paso cuenta. Desde la crianza de nuestras novillas en pastos abiertos, pasando por la recolección de la leche fresca, hasta el cuidado de cada envase, aseguramos que el yogur que llega a tu mesa conserve su sabor original y su textura cremosa. Para nosotros, hacer yogur no es solo un oficio; es una forma de vida, un compromiso con la calidad y el respeto a las recetas de nuestros antepasados.

Nuestros yogures no son solo un alimento; son una experiencia sensorial, una conexión con la naturaleza y la tradición que llevamos en cada cucharada. Cada una mantiene la esencia Goenaga: ingredientes puros, procesos sostenibles y un sabor que cuenta una historia.

Goenaga no es un yogur, es el sabor de nuestras raíces, hecho para compartir y celebrar en cada momento de tu vida.

ORIGEN

Caserío Pokopandegi

Vivimos en el Caserío Pokopandegi, donde convivimos; el aita Pako Goenaga, la ama Arantxa Azkonobieta, sus descendientes y nuestra familia; aquí pacen risueñas nuestras vacas y nuestros pastos, el establo, la leche y el yogur, compañeros, máquinas, nuevas tecnologías… aquí seguimos nosotros y nuestras manos, con las que convertimos la leche en yogur. Es curioso, pero este es nuestro día a día, Pokopandegi. Cuidamos de nuestras vacas, las ordeñamos, y con esa leche elaboramos el yogur y lo vendemos. Lo que bien empieza, bien acaba.

VÍA LÁCTEA

Producción y venta

Como en la mayoría de los caseríos de la época, había entre 8 y 10 vacas suizas. La amona vendía leche ordeñada en casa en el mercado de San Sebastián. Ampliamos la cuadra y pusimos inmediatamente vacas suizas. Fue el momento en el que empezamos a elaborar yogur. Así empezó nuestra vía láctea. Nuestras vacas son las estrellas de nuestro horizonte. Al principio ni nosotros sabíamos cómo se elaboraba un yogur, cuando la Elton entró en casa. Sí, para los de casa, la máquina de envasar yogur. ¡Desde entonces ha hecho infinitos yogures! ¡Hemos aumentado y mejorado la producción! Eso sí, el interior guarda, un alimento totalmente artesanal y casero. Seguimos avanzando en esa vía láctea dando a los clientes mano a mano lo hecho con nuestras manos.

EL YOGUR

El cuadrado más redondo

Fue indescriptible el momento en el que elaboramos el primer yogur. Emocionante como el nacimiento de un bebé. Tras un proceso de búsqueda y experimentación, el alquimista logró la obra de su vida. Ilusión. Dudas. Atrevimiento. Miedo. Todo en el mismo pequeño recipiente. El caserío, los pastos, el agua, las vacas, Suiza, Euskal Herria, mayores, menores, conocimiento, innovación y tecnología. Y, por supuesto, la leche. Y todo ello, condensado y mezclado, no agitado, es lo que esconde el pequeño recipiente cuadrado que diseñó mi madre. Puro arte, el cuadrado más redondo.

RELEVO GENERACIONAL, EL FUTURO

Hoy y siempre

Nuestros mayores nos transmitieron el cuidado de las vacas y a obtener la leche. Nosotros aprendimos a elaborar y vender yogur, y nuestras hijas a darle continuidad a nuestro legado; nuevos yogures con la leche de siempre, nuevas generaciones en la familia de siempre. Pokopandegi. La empresa, es familia. Y la familia, empresa. Goenaga,

leche espesa y sabor refinado. Leche caliente y yogur fresco. El saber de siempre, con una nueva forma de hacer a través de las nuevas tecnologías. Los que fuimos aprendices somos maestros hoy, y nuestros descendientes los Goenaga del mañana. Ellos harán el yogur nuevo de siempre. Ellos serán las estrellas fugaces de esta vía láctea. Siempre en la búsqueda.